TAPA BLANDA, LIBRO NUEVO, RECUERDA QUE EL 3% DE SU VENTA COLABORA CON LA FUNDACIÓN CULTIVA, LLEGARÁ A TU CASA ENTRE 6 Y 8 DÍAS HÁBILES. Tel Aviv era un horno. Nunca supe si en el aeropuerto Ben Gurion no había aire acondicionado o si ese día no estaba funcionando o si tal vez alguien había decidido no encenderlo para que así los turistas nos adaptáramos rápido a la pastosa humedad del mediterráneo. Mi hermano y yo estábamos de pie, agotados, desvelados, esperando a que salieran nuestras maletas. Era casi medianoche y el aeropuerto ya no parecía ... Ver más Ocultar Tel Aviv era un horno. Nunca supe si en el aeropuerto Ben Gurion no había aire acondicionado o si ese día no estaba funcionando o si tal vez alguien había decidido no encenderlo para que así los turistas nos adaptáramos rápido a la pastosa humedad del mediterráneo. Mi hermano y yo estábamos de pie, agotados, desvelados, esperando a que salieran nuestras maletas. Era casi medianoche y el aeropuerto ya no parecía aeropuerto. Me extrañó notar que algunos pasajeros, también esperando sus maletas, habían encendido cigarros, y entonces yo también saqué uno y lo encendí y el humo amargo de inmediato me refrescó un poco. Mi hermano me lo arrebató. Soltó un suspiro de humo entre indignado y rabioso y murmuró alguna injuria mientras se secaba la frente con la manga de su playera. Ninguno de los dos quería estar allí, en Tel Aviv, en Israel.- así arranca monasterio, la obra más reciente de Eduardo Halfon: un viaje conmovedor e intenso a las orillas bíblicas del mar muerto, a las profundidades más oscuras de la identidad, de los orígenes, de la intolerancia, del enajenamiento religioso, de los límites y las ficciones del hombre para alcanzar la salvación. Así arranca esta nueva pieza de una constelación literaria iniciada con el boxeador polaco y seguida de la pirueta, un proyecto narrativo en proceso que el periodista Suresh Menon calificó como -uno de los más emocionantes experimentos literarios en curso. Tel Aviv era un horno. Nunca supe si en el aeropuerto Ben Gurion no había aire acondicionado o si ese día no estaba funcionando o si tal vez alguien había decidido no encenderlo para que así los turistas nos adaptáramos rápido a la pastosa humedad del mediterráneo. Mi hermano y yo estábamos de pie, agotados, desvelados, esperando a que salieran nuestras maletas. Era casi medianoche y el aeropuerto ya no parecía aeropuerto. Me extrañó notar que algunos pasajeros, también esperando sus maletas, habían encendido cigarros, y entonces yo también saqué uno y lo encendí y el humo amargo de inmediato me refrescó un poco. Mi hermano me lo arrebató. Soltó un suspiro de humo entre indignado y rabioso y murmuró alguna injuria mientras se secaba la frente con la manga de su playera. Ninguno de los dos quería estar allí, en Tel Aviv, en Israel.- así arranca monasterio, la obra más reciente de Eduardo Halfon: un viaje conmovedor e intenso a las orillas bíblicas del mar muerto, a las profundidades más oscuras de la identidad, de los orígenes, de la intolerancia, del enajenamiento religioso, de los límites y las ficciones del hombre para alcanzar la salvación. Así arranca esta nueva pieza de una constelación literaria iniciada con el boxeador polaco y seguida de la pirueta, un proyecto narrativo en proceso que el periodista Suresh Menon calificó como -uno de los más emocionantes experimentos literarios en curso.