TAPA BLANDA , LIBRO NUEVO, RECUERDA QUE EL 3% DE SU VENTA COLABORA CON LA FUNDACIÓN CULTIVA, LLEGARÁ A TU CASA ENTRE 1 Y 2 DÍAS HÁBILES . Dicen que los libros tienen tantas entradas como lectores, al ser obras que se completan en un diálogo entre quien escribe y quien lee. Este volumen es precisamente una conversación abierta y tiene el gran valor de dar cabida a las múltiples voces de quienes se formaron desde el compromiso social. El doctor Solimano invita a un recorrido por un camino largo de sesenta años, donde conviven el pediatra, el salubrista, el investigador, el formador. Reconoceremos al observador agudo y al luchador tenaz, pues se trata de una mente que sigue atenta a los cambios ambientales, los movimientos globales y que no fue apagada ni por el centro de tortura de Tejas Verdes, por el exilio ni por los sinsabores del servicio público. Los pasillos de la Escuela de Medicina fueron para miles el espacio de transmisión del saber, con compañeros y maestros inolvidables, también el espacio de nuevas preguntas y una nueva subjetividad social. Es desde allí que mirábamos nuestro país. Las clases, las investigaciones para atacar la desnutrición y la mortalidad infantil, y la implementación del histórico programa del medio litro de leche son, en consecuencia, dos caras de la misma moneda, de la misma voluntad de unir conocimiento y convicción. Como colega, como compañera de muchas batallas de nuestras generaciones, puedo decir que Los riesgos de la verdad cumple el propósito de ligar y transmitir el conocimiento resultante del quehacer académico con el quehacer político. Dos dimensiones que están irrevocablemente unidas porque coinciden en buscar el mayor bienestar humano.
Dicen que los libros tienen tantas entradas como lectores, al ser obras que se completan en un diálogo entre quien escribe y quien lee. Este volumen es precisamente una conversación abierta y tiene el gran valor de dar cabida a las múltiples voces de quienes se formaron desde el compromiso social. El doctor Solimano invita a un recorrido por un camino largo de sesenta años, donde conviven el pediatra, el salubrista, el investigador, el formador. Reconoceremos al observador agudo y al luchador tenaz, pues se trata de una mente que sigue atenta a los cambios ambientales, los movimientos globales y que no fue apagada ni por el centro de tortura de Tejas Verdes, por el exilio ni por los sinsabores del servicio público. Los pasillos de la Escuela de Medicina fueron para miles el espacio de transmisión del saber, con compañeros y maestros inolvidables, también el espacio de nuevas preguntas y una nueva subjetividad social. Es desde allí que mirábamos nuestro país. Las clases, las investigaciones para atacar la desnutrición y la mortalidad infantil, y la implementación del histórico programa del medio litro de leche son, en consecuencia, dos caras de la misma moneda, de la misma voluntad de unir conocimiento y convicción. Como colega, como compañera de muchas batallas de nuestras generaciones, puedo decir que Los riesgos de la verdad cumple el propósito de ligar y transmitir el conocimiento resultante del quehacer académico con el quehacer político. Dos dimensiones que están irrevocablemente unidas porque coinciden en buscar el mayor bienestar humano.