TAPA BLANDA, LIBRO USADO, RECUERDA QUE UN % DE ESTA VENTA COLABORA CON FUNDACIONES QUE FOMENTAN LA LECTURA EN ZONAS VULNERABLES. “Fumata blanca. Habemus Papam. Cuando lo vi por televisión no lo podía creer. Pero salió al balcón, esbozó una grata sonrisa ante la multitud reunida en la plaza de San Pedro y tomé conciencia que se trataba de él, de monseñor Jorge Mario Bergoglio, argentino, jesuita, de setenta y seis años, nacido en el barrio de Flores, simpatizante del club San Lorenzo, arzobispo de Buenos Aires. Un hombre de carne y hueso, sencillo y austero, amante del futbol y el tango, que solía viajar en subterráneo o colectivo por la ciudad. Criticado y resistido por muchos en la Argentina. Porque habla de frente y dice cosas que algunos no quieren escuchar. Claro: ‘nadie es profeta en su tierra’. Sus primeras palabras, una vez electo como nuevo Pontífice, se refirieron a que los cardenales lo habían ido a elegir al ‘fin del mundo’. Después, hizo un gesto de humildad, pidiendo la bendición del pueblo de Dios antes de dar la suya. Todo un cambio de actitud, que siguió con su rechazo a vivir en el Palacio Apostólico, abandonar el pectoral de oro y romper con el protocolo, acercándose de manera distinta al pueblo de Dios.