TAPA BLANDA, LIBRO USADO, RECUERDA QUE EL 10% DE ESTA VENTA COLABORA CON FUNDACIONES QUE FOMENTAN LA LECTURA EN ZONAS VULNERABLES. Marcados por la influencia del tráfico, uso y consumo de drogas, así como también por el ciclo vicioso de la violencia creciente, el acceso a las armas de fuego y la falta casi absoluta de políticas públicas encaminadas al problema o a la atención de la juventud, las pandillas juveniles en Centroamérica constituyen uno de los mayores desafíos para el bienestar de los habitantes de la región, sobre todo de las y los jóvenes. Las recientes iniciativas de varios gobiernos centroamericanos de aprobar leyes más duras e impulsar planes de represión contra las pandillas, en ocasiones pasando por alto las libertades civiles y los derechos fundamentales de la población, son una muestra de la enorme dimensión que ha adquirido el fenómeno en la región. Este trabajo de investigación regional se enfoca en el capital social, como variable asociada a la aparición y el desarrollo de las pandillas juveniles. Éste puede ser positivo, es decir, "productivo", porque contribuye al desarrollo y el bienestar de la comunidad y de los colectivos humanos que le rodean. No obstante, también puede ser negativo, en la medida en que los lazos interpersonales generan solo beneficios para un grupo reducido en detrimento y oposición a los derechos de los demás. Las maras, en Centroamérica, son consideradas por muchos analistas como un ejemplo de ese capital social negativo o "perverso", porque basan sus actividades en estrechos lazos de solidaridad y reciprocidad que les hacen parte de una organización, la cual se encuentra determinada por las normas que regulan tales actividades. La comunidad, las redes de apoyo comunitario, la organización y la participación cívica pueden constituirse en una diferencia a la hora de lidiar con jóvenes que básicamente han sido marginados por sus propias sociedades. De tal forma que la sociedad civil también puede desempeñar un papel fundamental para mitigar y resolver una problemática que, en buena medida, los regímenes gubernamentales y los administradores del sistema económico han generado con su desidia.