TAPA BLANDA, LIBRO USADO, RECUERDA QUE UN % DE ESTA VENTA COLABORA CON FUNDACIONES QUE FOMENTAN LA LECTURA EN ZONAS VULNERABLES. Bajé de la cama con el corazón a mil y me acerqué para observarla. Como estaba acostada de lado, la tomé para girarla y la noté algo rígida… La moví, le corrí el pelo y le dije varias veces: “¡Alejandra, Alejandra!”, pero no contestaba, y yo insistía:“¡Alejandra!, ¡Alejandra, dime algo, por favor!”. La movía y no reaccionaba. Ahí me di cuenta de que mi señora estaba muerta. El daño cerebral de su hija mayor, Javiera, y la repentina partida de su compañera de vida por casi cuatro décadas, todo en menos de un año y medio, transformó por completo la vida del exministro de Minería y de Obras Públicas. Tuvo que aprender a navegar en medio del dolor, la impotencia y la frustración. Y, además, de la soledad, porque la vida no se detiene, sigue su curso y está en uno reinventarse y continuar adelante, o caer en un agujero profundo de angustia y desconsuelo. Hernán de Solminihac optó por lo primero: por vivir sus días con optimismo, a pesar de todo. "En medio de este terremoto personal y familiar, ahora más que nunca se me viene a la mente una frase que mi madre siempre repetía: 'Todo sucede para mejor'.Hoy, en la situación en que nos encontramos, aún no logro entenderla, pero estoy tratando de hacerla carne día tras día; de encontrarle un sentido, un por qué nos ocurrió, y así poder sobrellevarlo. Si ya me tocó esto, tratar al menos de vivirlo lo mejor posible."

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