TAPA BLANDA, LIBRO USADO, RECUERDA QUE EL 10% DE ESTA VENTA COLABORA CON FUNDACIONES QUE FOMENTAN LA LECTURA EN ZONAS VULNERABLES. No es posible conocer la esencia de un pueblo si se ignora la historia de su sexualidad. En los comienzos de Chile, un sinfín de pueblos originarios disfrutaba del sexo a su manera, sin mucho apego a las nociones pecaminosas traídas luego por los europeos. Los mapuches, que eran originariamente polígamos, no entendían mucho la obsesión hispánica con la monogamia y las crónicas de la guerra en Arauco refieren el caso de un indio que, en un diálogo improvisado con un soldado cristiano, se muere de la risa al saber que el rey de España tenía una única esposa. La etnia rapanui celebraba la creación del mundo en sus danzas evocadoras del encuentro íntimo y los aymaras imaginaban que una montaña cercana, cuando perdía la nieve, estaba excitada con algún cerro vecino.Así hasta que arribó el europeo con su prédica condenatoria de la lascivia entre esas gentes ?bárbaras?. Un somero repaso de sus protagonistas enfundados en sus yelmos y sus hábitos revela, con todo, que ellos eran bastante más licenciosos que lo que la historia oficial deja entrever.