TAPA BLANDA, LIBRO USADO, RECUERDA QUE UN % DE ESTA VENTA COLABORA CON FUNDACIONES QUE FOMENTAN LA LECTURA EN ZONAS VULNERABLES. «El 22 de febrero se nos anunció que regresaríamos a Colombia. Teníamos ocho meses de estar en Mobile, Alabama, Estados Unidos, do nde el A.R.C. Caldas fue sometido a reparaciones electrónicas y de sus armamentos. Mientras reparaban el buque, los miembros de la tripulación recibíamos una instrucción especial. En los días de franquicia hacíamos lo que hacen todos los marineros en tierra: í bamos al cine con la novia y nos reuníamos después en Joe Palooka, una taberna del puerto, donde tomábamos whisky y armábamos una bronca de vez en cuando. Mi novia se llamaba Mary Address, la conocí dos meses después de estar en Mobile, por intermedio de la no via de otro marino. Aunque tenía una gran facilidad para aprender el castellano, creo que Mary Address no supo nunca por qué mis a migos le decían «María Dirección». Cada vez que tenía franquicia la invitaba al cine, aunque ella prefería que la invitara a comer helados. Nos entendíamos en mi medio inglés y en su medio español, pero nos entendíamos siempre, en el cine o comiendo helados.» Con este libro, Gabriel García Márquez se descubrió a sí mismo como un narrador. Sin embargo, la intención primera era escribir un reportaje sobre un hombre, Luis Alejandro Velasco, que estuvo diez días a la deriva en una balsa mecida por el mar Caribe. El fut uro Nobel de Literatura y entonces joven reportero que era García Márquez escuchó el relato de los hechos de boca de su protagonis ta y lo transformó, tal vez sin pretenderlo, en un prodigioso ejercicio literario, una narración escueta y vigorosa donde late el pulso de un gran escritor. La publicación por entregas del reportaje en El Espectador de Bogotá supuso un alboroto político consid erable -se revelaba la existencia de contrabando ilegal en un buque de la Armada colombiana, lo que costó la vida de siete mariner os y el naufragio, más afortunado, de Velasco- y el exilio para su autor.