TAPA BLANDA , LIBRO USADO, RECUERDA QUE EL 10% DE ESTA VENTA COLABORA CON FUNDACIONES QUE FOMENTAN LA LECTURA EN ZONAS VULNERABLES. Impresiona volver a ver la grabación de aquella intervención en la que -dirigiéndose a miembros del partido nazi- Goebbels afirmó, mientras desenfundaba: Si alguien me habla de cultura, lo primero que hago es echar mano a la pistola. Hoy en día, muchos consideran que la ética -como para Goebbels, la cultura- puede quitarles lo que consideran su felicidad. La ética es contemplada por muchos como una amenaza peligrosa. Contra ella luchan, para dejarla reducida a una mera opinión. Piensan que convertida en vagabunda, nadie la esgrimirá para . ¡Pobre fin el de una ciencia (a la vez es un arte) que tiene por objetivo indicar las sendas por las que se llega a la felicidad! ¿Será por eso que hoy en día la inmensa mayoría de la humanidad se confiesa descontenta? Tras los intentos del voluntarismo de Kant y el racionalismo omnicomprensivo del diecinueve y comienzos del veinte, demasiados deambulan hoy en día en lo que se ha venido a denominar un romanticismo desconcertado. La correcta reivindicación de la ética pasa por una recuperación del verdadero sentido de la felicidad, consistente en la plenitud de la persona (por eso hay que estudiar antropología): llegar a ser lo que debe ser, no quedarse en un aborto de lo que debería haberse culminado con la propia vida... La felicidad, sin embargo, no es normativa. Por eso, un segundo componente de la ética es un conjunto de deberes (pocos pero fructíferos). Su tercer elemento fundante son los hábitos que nos permiten actuar o no actuar, hacerlo de este modo o de aquel otro. La ética no golpea, libera; la ética no condena, promociona; la ética nos permite alcanzar metas que de otro modo quedarían lejanas. Peregrinos en tierra extraña, la ética -cuando es buena, la de verdad- es faro que indica trochas que deben ser conquistadas para que la persona llegue a plenitud. Nuestra autorrealización o nuestra autodestrucción está en nuestras manos. Somos hoy lo que quisimos ser ayer. Mañana seremos lo que hoy estemos pretendiendo.